Como con un buen amigo a veces nos enfadamos, nos reconciliamos y a pesar de todo nos queremos; otras, nos previene, tal cual es nuestro cuerpo, empieza con esa voz susurrante, "hey, cuidado, debes abrigarte que se te están entumeciendo las manos y después como nos libramos de tus dedos hinchados por la mañana".
Ahora que ya somos amigos, cuerpo, me haré mejor amigo de la mente.
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