jueves, 25 de agosto de 2016

¡Jueves de Fuertes!: Testimonio de Mari Grajeda (Artritis Reumatoide)

Hola, mi nombre es Mari Grajeda, soy de Bolivia y llevo 29 años con Artritis Reumatoide.

Llegó el maravilloso día y ya estaba casada. Una mañana, estando embarazada de mi primera niña, al levantarnos no pude controlar mi cuerpo, por desgracia no pude sostenerme y mi pequeña y yo caímos al piso. Esa vez no supe que tenía AR, pensaba que se trataba de un dolor pasajero. Pero ese no fue el dolor más fuerte que sentí, el dolor profundo que me hizo olvidar todo lo demás fue ver a mi bebe de 6 meses, pequeñita, frágil e indefensa aferrándose a la vida. Tenía que estar de pie pese al dolor de mi articulación, me mantuve a su lado. Con el dolor de mi corazón tuve que verla conectada a cables y sondas, con el pañal hasta el cuello. Oré mucho, le pedí a Dios que me ayude con estos dos dolores. Cumpliendo los 3 meses en la incubadora, después de tanta lucha, le dieron de alta. Ahora es la que me ayuda mucho junto a sus hermanas y siempre están pendientes de mis dolores. Luego mi esposo se fue a trabajar lejos de casa. Pasó el tiempo y llegó mi segunda niña. En esos momentos estaba sola. Debía llevar a mi hija mayor al kinder, pero el dolor era cada vez más intenso, podía sentir como si tuviera enormes pesas en los pies y aún tenía a mi segunda niña en brazos, me era muy difícil poder sostenerla, en varias oportunidades podía escuchar las bocinas de los carros mientras cruzaba la calle. Ese era mi diario vivir. En fin, ya había llegado mi tercera niña y el médico me receta Metotrexato, y como imaginarán no fue positivo para mi organismo puesto que como consecuencia casi dejo huérfanas a mis 3 niñas. Les confieso que me sentí cansada de tanto dolor y quise desistir de todo, pero vi el rostro de mis niñas con lágrimas en los ojos pidiéndome que regrese a casa… en ese momento no tenía lágrimas para llorar. Recibí 4 transfusiones y pedí mucho a Dios que me ayude. Es así que poco a poco pude reaccionar y regresé a casa al lado de mis niñas. Consulté con otro médico y decidimos probar con el veneno de hormigas EPT, el tratamiento duró 15 días, terminando seguí con antiinflamatorios y calmantes para el dolor. Ahora estoy en espera de mi operación para usar prótesis en las rodillas y volver a caminar.


Mi vida no fue fácil ni lo es ahora, la enfermedad es incurable pero aprendí que no obtienes nada si no te sobrepones. Y luchas sacando fuerzas, teniendo paciencia y fe. Todos sentimos dolores y son insoportables, pero es peor el dolor del alma. Sin querer hacemos sufrir a quienes nos rodean. Con fuerza espiritual y voluntad sigamos adelante, primero hay que querernos como somos.

Dios los bendiga y les de fuerzas para seguir.


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