miércoles, 15 de junio de 2016

Descodificación Biológica de las enfermedades

«DESCODIFICACIÓN»

Hablo de «descodificación» porque, en este enfoque, la enfermedad se considera un código, o, dicho de otro modo, una transposición, la transcripción de una historia. Esta se expresa en forma de un síntoma; por así decirlo, se codifica en el hígado, en el hueso, en el ojo…
Todo nuestro universo está codificado, y nosotros dedicamos la mayor parte de nuestro tiempo a descodificarlo, a veces sin darnos cuenta…, ya lo hagamos por medio del descodificador de la televisión, de los chips electrónicos de los teléfonos o de otras tablas de conversión que utilizamos de manera constante, ya sean matemáticas, analíticas, meteorológicas, lingüísticas, psicológicas, etcétera. Nosotros descodificamos la información, y nuestra biología hace otro tanto, sin que lo sepamos.

«DE LAS ENFERMEDADES»
Se trata de una descodificación de las enfermedades, pues este enfoque se interesa concretamente por todo lo que es enfermedad, ya sea física, genética, orgánica, funcional o del comportamiento.

«BIOLÓGICA»
Esta descodificación de las enfermedades se califica de «biológica». No se trata de una descodificación lacaniana, por ejemplo, es decir, apoyada en la estructura del lenguaje (de la que podrían servir de ejemplo los juegos de palabras). Tampoco se trata de una descodificación sagrada, que se base en las relaciones entre un órgano y lo que dicen las diversas tradiciones espirituales,
como pueden ser la Biblia, el Talmud o el Corán. Tampoco consiste en una descodificación simbólica, referida a las propuestas de múltiples mitos y tradiciones…
Se trata, en efecto, de una descodificación basada en la BIOLOGÍA; a saber, y por encima de todo, en la función de los órganos dentro de la organización del viviente y de sus necesidades de adaptación.
Ante un órgano enfermo, la primera cuestión que debemos plantearnos es la función biológica de dicho órgano. Si queremos comprender el sentido de una enfermedad de la dermis, nos preguntaremos por la función de este órgano. Si se trata de una enfermedad del hígado, pensaremos en la función del hígado, y hablamos siempre de una función biológica, de una realidad biológica.
Volviendo a los casos citados, la dermis nos protege del mundo exterior; el hígado tiene, entre otras, la función de almacenar el glucógeno que necesita el organismo. Si me agreden, mi dermis se espesa; sí estoy privado de alimentos, el hígado se me dilatará para almacenar reservas.
Imaginemos …. SUENA EL TELÉFONO… Este timbre inesperado nos puede importunar.
Tenemos varias posibilidades para quitarnos de encima esta molestia: atender el teléfono, cortar el cable o asestar un mazazo al aparato, o bien marcharnos a otra habitación. No obstante, aunque este timbre nos moleste, no se produce de manera espontánea. Jamás se ha visto que un teléfono haya decidido ponerse a sonar por su cuenta. Alguien o algo, en alguna parte, intenta comunicarse con nosotros. Alguien está pensando en nosotros, quizá nos necesita o nos quiere decir algo, comunicarnos una información. El timbre no es más que la manifestación de otra cosa, la expresión de otra realidad que en este momento no conocemos todavía.
Todo síntoma, toda enfermedad, se puede comparar con este timbre de teléfono. El órgano, el cuerpo, no suena por sí mismo. El síntoma no aparece por iniciativa propia, sino que debemos considerarlo una reacción ante otro proceso.
Alguien nos está llamando, y podemos optar por atender el teléfono o por romperlo… Del mismo modo, podemos machacarnos el cuerpo, cortarnos los nervios, amputarnos un órgano o quitarnos una parte del cerebro, tomar medicamentos o modificarnos los órganos quirúrgicamente… pero también podemos atender el teléfono, lo que equivale a aceptar, ponernos en contacto con ese inconsciente que se manifiesta, que pretende comunicarse con nosotros a través del síntoma.
Lo que propone la Descodificación Biológica de las Enfermedades es esta actividad, esta apertura y esta escucha.
La idea general de la Descodificación biológica de las Enfermedades es que todo síntoma es, en primer lugar, un mensaje, una información, y en segundo lugar una solución.

Christian Flèche.



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